DESDE EL EVANGELIO (12-Abril-2008)

JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

En este domingo IV de Pascua, llamado del Buen Pastor, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Oración, Vocación e imagen del Buen Pastor son tres realidades que nos hablan de la vida y del proyecto de Jesucristo. En esta reflexión me voy a referir de modo especial a la vocación al sacerdocio, sin excluir la vocación a la vida consagrada que forma parte de esa riqueza con la que el Espíritu Santo acompaña y enriquece a la Iglesia. Un elemento común a toda vocación es el llamado a ser discípulos de Jesús y a ser enviados para una misión. No se entiende desde el Evangelio un discipulado que no sea misionero. El Señor llama para enviar.

En el despertar de toda vocación la oración ocupa un lugar principal porque ella tiene su origen en Dios; sólo se la descubre en la intimidad de la oración. La vocación pertenece al orden de la verdad profunda del hombre, no es una mera profesión. Ella nos antecede, podríamos decir, por ello debemos descubrirla. A la profesión la elijo; en la vocación me siento elegido, la descubro como algo único que da sentido a mi vida, aunque ello implique renuncias. El clima para la escucha de este llamado es, precisamente, la oración: “Habla, Señor, que su siervo escucha”, es el ámbito espiritual que nos presenta la Biblia cuando nos habla de la vocación.

La vocación al sacerdocio pertenece al diseño con que Jesucristo ha pensado y fundado su Iglesia. En su última Cena estando con los apóstoles, cuando nos deja su presencia como alimento en la eucaristía, es Jesús mismo quién les dio a ellos el mandato de continuar celebrando lo que él había hecho por nosotros, cuando les dice: “Hagan esto en memoria mía”. Por ello el Jueves Santo junto al don de la eucaristía se celebra la institución del ministerio sacerdotal. Esto pertenece, les decía, a la voluntad explícita de Jesucristo, y nos ayuda a comprender su importancia como el significado del sacerdocio en la Iglesia. Ningún cristiano puede sentirse ajeno a esta voluntad del Señor, este es el sentido de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
El sacerdote, elegido por Dios para ejercer el ministerio de Jesucristo, nace y crece en una familia, no baja del cielo, sino que “es tomado de entre los hombres para ponerlo al servicio de los hombres”, nos dice la Sagrada Escritura. Cuántas vocaciones posibles hay en nuestras familias y parroquias, y cuántas, tal vez, no han encontrado el clima necesario para su desarrollo. Sabemos que Dios no deja huérfano a su pueblo; a nosotros hoy se nos pide rezar y ser generosos. El Buen Pastor, Aquel que conoce, ama, y sirve a su rebaño es Jesucristo. Esta es la mejor imagen para definir el ideal de la vocación y de la vida sacerdotal.
Les dejo junto a mis oraciones la bendición de Jesucristo el “Buen Pastor”, y los comprometo a unirnos en esta Jornada Mundial de Oración por la Vocaciones.
Mons. José María ArancedoArzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz
Este texto corresponde al Micro Radial
que se emite por LT9 (AM 1150) los sábados a las 13:00hs

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