Desde el sepulcro, el Papa pide a Tierra Santa sepultar miedos y abrazar la esperanza

El Papa Benedicto XVI concluyó su peregrinación por Tierra Santa con una visita a la basílica del Santo Sepulcro, donde rezó para que los habitantes de la región abracen la esperanza y sepulten todos sus miedos.

El Papa aseguró que "la tumba vacía nos habla de esperanza, la esperanza que no defrauda porque es don del Espíritu de la vida. Este es el mensaje que os dejo hoy, al final de mi peregrinación en Tierra Santa. ¡Qué la esperanza se eleve siempre, por gracia de Dios, en el corazón de todos los que viven en estas tierra, que se radique en vuestros corazones y permanezca en vuestras familias y comunidades!".

"Con estas palabras de aliento concluyo mi peregrinación a los santos lugares de nuestra redención y renacimiento en Cristo. Rezo para que la Iglesia en Tierra Santa se fortalezca cada vez más gracias a la contemplación de la tumba vacía del Redentor. En esa tumba está llamada a sepultar todas sus ansias y miedos para resurgir de nuevo cada día y proseguir su viaje por los caminos de Jerusalén, de Galilea y más allá, proclamando el triunfo del perdón de Cristo y la promesa de una vida nueva", indicó.

En la basílica fue recibido por seis representantes de las tres entidades (Iglesia Greco-Ortodoxa, Custodia de Tierra Santa e Iglesia Armenia Apostólica), responsables del "Status quo" que regula la administración del lugar. También pueden oficiar en la basílica los coptos ortodoxos, los siro-ortodoxos y los etíopes.

El Papa Benedicto XVI rezó ante la Piedra de la Unción y la tumba vacía de la resurrección y, tras recibir el saludo del Custodio de Tierra Santa, padre Pierbattista Pizzaballa y del Patriarca Latino de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal, pronunció un breve discurso.

"Aquí Cristo murió y resucitó para no morir nunca jamás. Aquí la historia de la humanidad cambió definitivamente. El largo dominio del pecado y de la muerte fue destruido por el triunfo de la obediencia y de la vida; el madero de la cruz revela la verdad sobre el bien y el mal. Aquí Cristo, el nuevo Adán, nos enseñó que el mal no tiene jamás la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte, que nuestro futuro y el de la humanidad está en manos de un Dios generoso y fiel", indicó.

El Santo Padre recordó a continuación que la Iglesia en Tierra Santa, "que ha experimentado tan a menudo el oscuro misterio del Gólgota, no debe dejar jamás de ser intrépido heraldo del luminoso mensaje de esperanza que proclama esta tumba vacía. El Evangelio nos dice que Dios puede renovar todas las cosas, que la historia no se repite necesariamente, que la memoria puede purificarse, que los amargos frutos de la recriminación y la hostilidad pueden superarse y que para todo hombre y toda mujer, para la entera familia humana y de forma especial para el pueblo que vive en esta tierra, tan querida por el Señor, puede brotar un futuro de justicia, de paz, de prosperidad y de colaboración".

"Esta antigua iglesia de la Anástasis es testigo mudo tanto del peso de nuestro pasado, con todas sus carencias, incomprensiones y conflictos, como de la promesa gloriosa que sigue irradiando de la tumba vacía de Cristo.¡La gracia de la resurrección sigue actuando en nosotros! Ojala la contemplación de este misterio redoble nuestros esfuerzos, como individuos y como miembros de la comunidad eclesial, para crecer en la vida del Espíritu mediante la conversión, la penitencia y la oración. Y que nos ayude a superar, con la potencia de ese mismo Espíritu todos los conflictos y tensiones nacidos de la carne, a superar cualquier obstáculo, dentro y fuera de nosotros, que se interponga en nuestro testimonio común de Cristo y del poder de su amor que reconcilia".

El Santo Sepulcro
El Santo Sepulcro es, según la tradición, el lugar de la crucifixión, sepultura y resurrección de Cristo. Se llamaba Gólgota (calavera, en arameo, por la forma redondeada del terreno). A la entrada, en el atrio, se encuentra la Piedra de la Unción, una gran piedra alisada de caliza roja. Rodeada por candelabros y ocho lámparas, constituye la decimotercera estación del Via Crucis; según la tradición, indica el lugar donde Jesús, bajado de la cruz, recibió los ungüentos. Dentro del santuario, en el centro del templo, se encuentra el Santo Sepulcro, decimocuarta estación, dentro de un espacio de forma rectangular.

La fachada está cubierta por lámparas recubiertas por globos de plata. Encima de la puerta hay tres cuadros sobre la resurrección, respectivamente de los latinos, griegos y armenios. La pequeña puerta de madera está siempre abierta, excepto en el momento en que el celebrante armenio o griego debe permanecer solo según las prescripciones litúrgicas. Además, hay un pequeño vestíbulo llamado Capilla del Ángel (anuncio de la resurrección a las santas mujeres). Atravesando una puerta se llega a la habitación mortuaria, el Santo Sepulcro, en la que hay un banco de mármol que recubre la piedra original en la que fue colocado el cuerpo de Cristo.

En 1971 comenzaron los trabajos de restauración a cargo de las tres comunidades copropietarias y en 1994 el Custodio de Tierra Santa, el Patriarca Greco Ortodoxo de Jerusalén y el Patriarca Armenio Apostólico de Jerusalén firmaron un acuerdo histórico cuyo objetivo era la restauración y la decoración de la cúpula de la Anástasis. Los trabajos fueron completados en 1997.

Finalizado su discurso, Benedicto XVI visitó la capilla de las Apariciones, donde adoró al Santísimo y después subió al Gólgota pare rezar en el lugar del Calvario. Más tarde se trasladó en automóvil al Patriarcado Armenio Apostólico de Jerusalén.
Fuente: Aci Prensa




Benedicto XVI bendijo la primera piedra del Centro Magdala

Durante su visita a Israel, el papa Benedicto XVI bendijo la primera piedra del Centro Magdala, lugar de retiro espiritual creado por la Legión de Cristo, que se construirá a orillas del Mar de Galilea, en la Ciudad de Magdala, a 6 kilómetros de Cafarnaúm y del Monte de las Bienaventuranzas.

La ceremonia tuvo lugar después de que el Papa visitara el Instituto Pontificio “Notre Dame” de Jerusalén, que desde hace cuatro años está encomendado a la gestión de la Legión de Cristo.

Al término de la bendición, el padre Juan Solana LC, director del Instituto Pontificio “Notre Dame” de Jerusalén, explicó al Santo Padre los alcances del proyecto del Centro Magdala y le mostró una presentación multimedia del Centro.

El Santo Padre escuchó con gran interés la explicación del futuro Centro Magdala y comentó que la primera piedra fue hecha con la figura representativa de la barca de Pedro y la frase evangélica “Duc in altum” (en latín) que significa Rema mar adentro.

Luego el Papa entregó al padre Solana un tabernáculo con la imagen del Buen Pastor como un regalo para el Instituto “Notre Dame” de Jerusalén, además de firmar el libro de visitantes distinguidos.

El Santo Padre estuvo acompañado por el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de la Santa Sede. Asistieron a la ceremonia el Patriarca Latino de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal; monseñor Antonio Franco, nuncio apostólico en Israel; y los padres Álvaro Corcuera LC y Luis Garza LC, director general y vicario general, respectivamente, de los Legionarios de Cristo.

El Centro Magdala busca responder a las necesidades de los peregrinos cristianos que visitan la Tierra Santa, en concreto la zona de Galilea, y que necesitan de alojamiento y espacios de oración, información y aprendizaje cultural, de tal manera que puedan compenetrarse en estos lugares santos con un enfoque más profundo de la vida de Jesús, más acorde con los evangelios.

El Centro Magdala es una obra de los Legionarios de Cristo al servicio de la Iglesia universal, que se suma a la gran labor que vienen realizando los franciscanos en la atención a los peregrinos. Se estima que los lugares santos reciben anualmente a dos millones y medio de peregrinos, de los cuales el 70% visitan la zona de Galilea.

El Centro Magdala comprende un hotel para hospedar a 300 personas, un centro que facilita a los peregrinos transportarse en imágenes a los tiempos de Jesús y experimentar, a través de diversas tecnologías multimedia, la fuerza y vitalidad de su mensaje de salvación para todos los hombres. En el terreno también se contempla la construcción de la basílica de María Magdalena y un centro dedicado a los estudios sobre la mujer, de acuerdo a la dignidad que Cristo le otorgó y a su papel en la familia y en la sociedad.
Fuente: Aica




El papel de los clérigos en la gesta de 1810

“El papel de los clérigos en la gesta del Cabildo Abierto de 1810 y en los años siguientes, hasta la Declaración de la Independencia” es el tema del Concurso en el Premio de Ensayo que organiza la Fundación Marana-Tha.

El certamen está dirigido a escritores mayores de edad, de cualquier nacionalidad, que presenten obras originales e inéditas escritas en español.

La Fundación Marana-Tha tiene entre sus objetivos fundamentales “estimular, vivificar y consolidar los valores cristianos de la fe, la esperanza y la caridad en todos los ámbitos de la Nación Argentina”.

Con este concurso, se propone “refrescar la íntima relación de los valores cristianos y la identidad de nuestra genuina argentinidad, con miras a la celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo”.

Los ensayos se recibirán del 1 de junio al 1 de septiembre en Quesada 2501 (1429), Buenos Aires, y el fallo del jurado se dará a
conocer el 1 de diciembre.

El ganador recibirá un premio en dinero y los derechos de autor que por la edición le puedan corresponder al ensayo, que será publicado bajo el sello editorial de Armerias.

Para consultar las bases o solicitar mayor información: info@fundacionmarana-tha.com.ar y www.fundacionmarana-tha.com.ar/ensayo2009.html.
Fuente: Aica

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