El Papa elogia la contribución que la Congregación para las Causas de los Santos al servicio de la edificación del pueblo de Dios e impulsando la evangelización

Sábado, 19 dic (RV).- Con gran alegría, Benedicto XVI ha recibido a los miembros de la Congregación para las Causas de los Santos, reunidos alrededor del sucesor de Pedro, para celebrar el 40 aniversario de la institución de este dicasterio, por parte del siervo de Dios Pablo VI. Destacando la importante actividad desarrollada desde hace cuatro décadas, el Papa ha subrayado la significativa contribución que esta Congregación brinda al servicio de la edificación del pueblo de Dios, impulsando la obra de evangelización:

«En efecto, cuando la Iglesia venera a un Santo, anuncia la eficacia del Evangelio y descubre con alegría que la presencia de Cristo en el mundo – creída y adorada en al fe – es capaz de transfigurar la vida del hombre y producir frutos de salvación para toda la humanidad».

«Además, para los cristianos cada beatificación y canonización es una fuerte exhortación a vivir con intensidad y entusiasmo el seguimiento de Cristo, caminando hacia la plenitud de la existencia cristiana y la perfección de la caridad (cfr Lumen gentium, 40)», ha recordado Benedicto XVI, explicando luego que a la luz de tales frutos se comprende la importancia del papel desarrollado por este dicasterio, acompañando cada una de las etapas de un evento tan singularmente profundo y bello. Y documentando con fidelidad la manifestación de aquel ‘sensus fidelium’, que es un factor importante para el reconocimiento de la santidad:

«Los santos, signo de aquella radical novedad - que el Hijo de Dios - con su encarnación, muerte y resurrección - ha insertado en la naturaleza humana, e insignes testigos de la fe, no son representantes del pasado, sino que constituyen el presente y el futuro de la Iglesia y de la sociedad. Ellos han realizado en plenitud aquella ‘caritas in veritate’, que es el sumo valor de la vida cristiana, y son como las láminas de un primas, sobre las cuales, con diversos matices, se refleja la única luz que es Cristo».

El Papa ha reiterado que la vida de estas extraordinarias figuras de creyentes, que pertenecen a todas las regiones de la tierra, presenta dos significativas características constantes. Es decir, su relación con el Señor – alimentada con un diálogo intenso - y la continua búsqueda de perfección evangélica, correspondiendo generosamente al diseño de amor que el Padre tiene para con él y con toda la humanidad.

Refiriéndose a las principales etapas del reconocimiento de la santidad por parte de la Iglesia – la beatificación y la canonización – unidas entre sí por un vínculo de gran coherencia, Benedicto XVI ha recordado que a éstas se añaden – como indispensable fase preparatoria, la declaración de la heroicidad de las virtudes o del martirio de un siervo de Dios y la aseveración de algún don extraordinario – el milagro – que el Señor concede por intercesión de algún siervo fiel suyo.

«¡Cuánta sabiduría pedagógica se manifiesta en este itinerario!» ha exclamado el Papa, añadiendo luego que en este camino para el reconocimiento de la santidad emerge una riqueza espiritual y pastoral que abraza a toda la comunidad cristiana. Al concluir su discurso, Benedicto XVI ha recordado que ya se acerca la Navidad, bendiciendo a todos con sus mejores parabienes y con una exhortación especial:

«Queridos hermanos y hermanas, la solemnidad de la Navidad, a la que nos estamos preparando, hace resplandecer con luz plena la dignidad de cada hombre, llamado a ser hijo de Dios. En la experiencia de los Santos, esta dignidad se realiza en lo concreto de las circunstancias históricas, de los temperamentos personales, de las elecciones libres y responsables y de los carismas sobrenaturales. Confortados por un número tan grande de testigos, aceleremos nosotros también nuestro salir al encuentro con el Señor que viene, elevando la espléndida invocación que culmina el himno del Te deum: ‘Aeterna fac cum sanctis tuis in gloria numerari’, en tu adviento glorioso, acógenos, oh Verbo Encarnado, en la asamblea de tus Santos».
Fuente: Radio Vaticano




Benedicto XVI abre camino a beatificación de Juan Pablo II y Pío XII

En un "magnífico" regalo por Navidad para millones de católicos, el Papa Benedicto XVI ha firmado y autorizado la promulgación de los decretos que reconocen las virtudes heroicas de los Siervos de Dios Juan Pablo II y Pío XII, abriendo su camino hacia la beatificación. Para que sean beatos, solo falta del reconocimiento oficial de un milagro obrado por su intercesión.

En la extensa relación de nuevos beatos y venerables dada a conocer esta mañana por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, se precisa que el Santo Padre ha autorizado a la Congregación para las Causas de los Santos, la promulgación, entre otros, de los decretos referentes a:

"Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pío XII (Eugenio Pacelli) Sumo Pontífice, nacido en Roma el 2 de marzo de 1876 y muerto en Castelgandolfo el 9 de octubre de 1958".

Asimismo, "las virtudes heroicas del Siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojtyla) nacido el 18 de mayo de 1920 en Wadowice (Polonia) y muerto en Roma el de abril de 2005".

Con la firma de estos decretos, lo que hace falta para la beatificación de ambos pontífices es el reconocimiento oficial por parte de la Congregación para las Causas de los Santos de un milagro obrado por su intercesión.
Fuente: Aci Prensa




El periodista Lolo será beato
Reconocido un milagro atribuido a la intercesión de Manuel Lozano Garrido

CIUDAD DEL VATICANO, sábado19 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Con la aprobación del decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión del periodista Manuel Lozano Garrido, conocido como "Lolo", se han abierto las puertas de su beatificación.

El Papa autorizó este reconocimiento durante una audiencia que concedió en la mañana de este sábado al arzobispo Angelo Amato, S.D.B., prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

El milagro fue experimentado en 1972 por un niño de dos años en estado de gravísima situación (septicemia por pseudomona, tras dos operaciones quirúrgicas y con vómitos fecaloideos) y que hoy es árbitro internacional de tenis.

Lolo, nació en Linares (Jaén) el 9 de agosto de 1920 y murió en la misma ciudad el 3 de noviembre de 1971.

Miembro de la Acción Católica, cuando todavía era adolescente, Lolo distribuía la Comunión a personas que sufrían encarcelamiento en plena guerra civil española. Él mismo fue encarcelado.

En 1942 comenzó a experimentar una enfermedad que en sólo un año le llevaría a una invalidez absoluta. En 1962 perdió la vista.

Desarrolló su trabajo profesional como periodista en medios de comunicación como el diario "Ya", las revistas "Telva", "Vida Nueva", o la agencia "Prensa Asociada"...

A pesar de su enfermedad recibió importantes reconocimientos profesionales, como el "Premio Bravo".

En 1956, fundó la Revista "Sinaí" para enfermos. Algunas de sus obras son "El sillón de ruedas" (primer libro escrito en 1961); "Las estrellas se ven de noche" (obra póstuma); o "Cuentos en 'la' sostenido".

El 17 de diciembre pasado tuvo lugar el traslado de los restos mortales de Lolo en una preciosa urna junto a la gruta de la Virgen que hay en la huerta del Monasterio de Carmelitas descalzas de Linares, en presencia del obispo de la diócesis, monseñor Ramón del Hoyo López; de sus dos hermanas, Lucía y Expectación; y de los amigos del futuro beato.

"Estaba también allí aquel niño -ahora hombre- que 'prestó' su grave enfermedad a Dios para que resplandeciera el poder de Dios por la intercesión de Lolo", explica el padre Rafael Higueras Álamo, sacerdote que acompañó a Lolo en su muerte y que es postulador de su causa de beatificación.

La fecha de la beatificación de Lolo todavía no ha sido revelada.

Fuente: Zenit

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