Nadie es dueño de su propia vida, por lo que estamos llamados a custodiarla y respetarla, desde la concepción, hasta su muerte natural

Domingo, 7 feb (RV).- En este quinto domingo del tiempo ordinario, Benedicto XVI ha evocado durante su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, el significado de la liturgia de hoy que presenta el tema de la “llamada divina” narrando tres historias: la purificación de Isaías, la pesca milagrosa de Pedro, y la conversión de Pablo.

“En estas tres experiencias -ha dicho el Papa- vemos cómo el encuentro auténtico con Dios lleva al hombre a reconocer la propia pobreza, el propio límite y el propio pecado”. Pero no obstante esta fragilidad, ha proseguido explicando el Santo Padre, el Señor “rico de misericordia y de perdón”, transforma la vida del hombre y le llama a seguirle. “La humildad testimoniada por Isaías, Pedro y Pablo, invita a cuantos reciben el don de la vocación divina, a no concentrarse en los propios límites, sino a mantener la mirada fija en el Señor y en su sorprendente misericordia, para convertir el corazón, y proseguir, con felicidad, a ‘dejarlo todo’ por Él”.

Éste llamamiento cobra mayor importancia en este Año Sacerdotal, durante el cual Benedicto XVI, ha invitado a rezar para que cuántos sienten la invitación del Señor, “sepan responderle con generosidad, no confiando en su propia fuerza, sino abriéndose a la acción de su gracia”. “En particular invito a todos los sacerdotes a reavivar su generosa disponibilidad a responder cada día a la llamada del Señor con la misma humildad y fe de Isaías, Pedro y Pablo. A la Virgen Santa confiamos todas las vocaciones, particularmente las de la vida religiosa y sacerdotal”.

Tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha recordado que hoy se celebra en Italia la Jornada por la Vida bajo el lema: “La fuerza de la vida, un desafío en la pobreza”. Una jornada que en la diócesis de Roma se prolonga en la “Semana de la vida y de la familia”. El Santo Padre se ha querido unir a esta celebración recordando que “en el actual periodo de dificultad económica, se vuelven más dramáticos los mecanismos que, produciendo pobreza y creando fuertes desigualdades sociales, hieren y ofenden la vida, afectando sobre todo a los más débiles e indefensos”.

Éstas situaciones, ha proseguido diciendo el Papa, “obligan a promover un desarrollo humano integral para superar la indigencia y la necesidad”, y sobre todo recuerdan que la finalidad del hombre “no es el bienestar, sino Dios mismo, y que hay que defender la existencia humana y favorecerla en cada fase”. “De hecho, nadie es dueño de su propia vida, por lo que todos estamos llamados a custodiarla y respetarla, desde el momento de la concepción, hasta su muerte natural”.

En este contexto Benedicto XVI ha recordado que, el próximo 11 de febrero, celebrará con una Santa Misa con los enfermos en la Basílica de San Pedro, la memoria litúrgica de la Beata Virgen de Lourdes y la Jornada Mundial del Enfermo.

Tras este recordatorio, como es tradicional, el Pontífice ha saludado en diferentes idiomas, éstas han sido sus palabras en español: “Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular a los fieles venidos de Caravaca de la Cruz, Alicante, Valencia, Villafranca de los Barros y Elche. A la luz de la Palabra de Dios que la Iglesia proclama hoy, invito a todos a suplicar fervientemente al Señor que suscite en muchos jóvenes el deseo de responder generosamente a su llamada, para que, dejándolo todo, consagren su vida por completo a la hermosa misión de ser mensajeros valientes de la buena noticia de la salvación, celebrar con dignidad los Sagrados Misterios y ser testigos fieles y convencidos de la caridad. Pidamos que en este camino se vean acompañados por la presencia amorosa de María, Madre de Jesús. Feliz domingo”.
Fuente: Radio Vaticano

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