Presentación del Señor

En esta fecha, no sólo se conmemora la purificación de nuestra Madre sino también, un segundo gran misterio: la presentación de Nuestro Redentor en el templo. Además de la ley que obligaba a purificarse, había otra que ordenaba ofrecer a Dios al primogénito, aunque posteriormente podía ser rescatado por cierta suma de dinero. María cumplió estrictamente con todas esas ordenanzas. Permaneció 40 días en su casa sin dejarse ver, absteniéndose de entrar al templo y de participar en las ceremonias de culto. Luego se dirigió a Jerusalén con su hijo en brazos, hizo sus ofrendas como acción de gracias y para su expiación, presentó a su Hijo, por manos del sacerdote a su Padre Celestial y luego lo rescató por cinco shekels recibiéndolo de nuevo en sus brazos hasta que el Padre volviera a reclamarlo. Sin duda alguna, Cristo nos dio un ejemplo de humildad, obediencia y devoción al renovar públicamente la propia oblación al Padre como El lo había hecho en su Encarnación.

Himno

Estás aquí, Señor, bien lo proclaman

los justos que de siempre han esperado

estar cerca de ti, porque te aman

y luchan por el mundo que has salvado.


Estás aquí, mi Dios, humilde hermano,

presencia ante mis ojos revelada,

Salvador eternal del pueblo humano,

Luz de la Luz que brilla en tu mirada.


Bienvenido, Mesías esperado;

que deje el corazón toda amargura

porque Dios, siendo Dios, nos ha salvado en locura de amor y de ternura.


Demos gracias al Padre que ha querido

darnos el Hijo eterno y bien amado,

todo el pueblo de Dios le cante unido

al Fuego del amor que lo ha engendrado. Amén


Dios todopoderoso y eterno, en este día en que tu Hijo único fue presentado en el templo con un cuerpo como el nuestro, te pedimos nos concedas a nosotros poder ser presentados ante ti, plenamente renovados en nuestro espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Fuente: evangeliodeldia.org

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